EL PRÍNCIPE FELIPE, DUQUE DE EDIMBURGO, Y SU AMOR POR EL POLO

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El príncipe Felipe, un apuesto oficial naval que prestó servicio durante 18 años, logró cautivar el corazón de la joven Princesa Isabel cuando apenas tenía la edad de 13 años; a mediados de 1939, terminaría por conocer a quien sería su gran amor durante el resto de su vida. Dueño de un humor particular, que le ha llevado a merecer el título de “políticamente incorrecto” dentro de las normas que se conocen de la familia real, y que aun así, sigue siendo uno de los más queridos.

El Príncipe Felipe nació el 10 de junio de 1921, hijo menor del Príncipe Andrés de Grecia y de la Princesa Alicia de Battenberg, quienes debieron exiliarse cuando Felipe apenas contaba con meses de nacido. Años más tarde llegaría a Inglaterra bajo la tutela de su tío Lord Louis Mountbatten, quien lo inscribió en la Royal Navy, pero también en el deporte que había heredado de su madre: el polo.

Logró destacarse como oficial naval, pero la pasión por el polo lo acompañó muchos años más. Esa misma pasión la compartía con su grupo de amigos durante su destino naval en Malta, y más tarde, en Inglaterra. En la Reina Isabel siempre encontró apoyo, quien también era una gran apasionada de los caballos. Es así como Principe Felipe logró figurar en el mundo del polo, no por su título nobiliario sino por los 5 goles de hándicap que logró acumular.

Su equipo, Windsor Park, se coronó con el trofeo dorado del British Open, el cual recibió de manos de su esposa, en 1957 y 1966. Fue en esta última temporada donde tuvo el placer de compartir juego con uno de sus grandes amigos, Gonzalo Tanoira, a quien el Príncipe llamaba “Speedy”.

No es de extrañar, que el Pricipe Felipe en varias ocasiones visitara Argentina para jugar polo. En su momento, tuvo la oportunidad de jugar junto a Alberto Pedro Heguy, llegando juntos a la final del Abierto de Hurlingham en 1966; ya en esa época Felipe alentaba a su hijo el Principe Carlos a jugar este mismo deporte, tal como lo hizo su tío Lord Mountbatten años atrás. En honor a Felipe, la copa principal del Abierto de San Jorge es llamada Duque de Edimburgo, la cual fue donada por Felipe en agradecimiento a la hospitalidad que allí recibió. Con este torneo se da apertura a la temporada de primavera de polo en el país gaucho.

A comienzos del año de 1955, el Duque de Edimburgo quería tener un espacio cerca a su casa para jugar polo, fue así, bajo el consentimiento de su esposa, que fundó el club Windsor Great Park, y que para 1969 cambiaría de nombre al que lleva actualmente: Guards Polo Club. El Príncipe Felipe fue presidente del club hasta sus últimos días.

Finalmente, el Príncipe Felipe se retiró en 1971, sin significar esto que su pasión por el polo haya disminuido; cambió las monturas por las graderías, conservó su amor por los caballos y continuó manejando carruajes, incluso durante varios años fue la persona encargada de presidir la entrega de premios de la Coronation Cup.

A casi un mes de su partida, dejando este mundo a la edad de 99 años, el Príncipe Felipe sigue siendo recordado como el Príncipe polista, quien mantuvo su lucidez hasta el final y donde su sentido del humor inconfundible siempre fue su bandera. Hoy en el palacio de Windsor, en Inglaterra y muchas partes del mundo, se siente el vacío que ha dejado uno de los integrantes más populares de la realeza británica.