"El polo significa pasión, prestaciones, trabajo y estilo" con esta frase de Giulio Pastore quisimos iniciar este texto, que busca explicar el por qué el polo, el buen gusto y los carros de lujo siempre van de la mano.
Giulio Pastore es el manager de Maserati Europa, y según él, el polo ha sido y seguirá siendo el espacio perfecto para compartir entre personas de cierto perfil que valoran los carros y los placeres exquisitos, pero fuera de las pretensiones que se pueden vivir en otros espacios. El polo se convierte entonces en un ambiente de disfrute y relajación, donde el protagonista no son la cantidad de ceros en las cuentas de los aficionados sino el ambiente deportivo, los caballos y por supuesto, los jugadores de polo y su manera de jugar.
A través de la historia, el polo se ha asociado con la realeza, la aristocracia y el poder, hoy en día, cuando las monarquías no tienen el mismo auge que tenían hace cientos de años, ni son tan comunes como sí lo fueron en la época medieval, el polo se ha adaptado a los perfiles que hoy en día predominan y siguen vigentes… Las familias. Es así como los jugadores y amantes de polo, de generación en generación y heredado a través de sus abuelos, padres, tíos y hermanos, han mantenido vigente la pasión ferviente por el polo, en medio de familias que tienen tanto de historia como de tradición por este deporte, desarrollando diversas actividades que han hecho del polo no solo un estilo de vida sino su vida misma.
Son estos núcleos donde se comparten pasiones, ideas y gustos, del mismo modo en que se crece entre caballos y visitando el club de polo constantemente para ver jugar a amigos o familiares. De este mismo se aprende a ver los asombrosos carros que llegan al club cada fin de semana esperando por el próximo partido de polo, y es ahí donde empieza a nacer el amor por automóviles deportivos, que aunque normalmente uno se los imagina en vías pavimentadas de ciudad, contrastan perfectamente con el amplio campo de grama verde de polo, donde a un costado de la cancha se reúnen aficionados a verlo jugar desde la comodidad de sus automóviles.
Es así, como en medio del ambiente de relajo, la ropa descomplicada y las llantas del carro sobre el verde césped, se reúnen los factores necesarios para hacer de un partido de polo un lugar de exhibición de carros, donde cada asistente quiere tener su propia cuota para ser reconocido y no pasar desapercibido. Donde la pasión por los carros y la velocidad es equiparable a la pasión por el polo y la velocidad que alcanzan los caballos. Es la unión de aspectos en común que tiene el polo y los carros que hacen que ambos mundos encajen perfectamente, que pueden ser tan diferentes como complementarios. Donde la elegancia del polo es inconfundible al igual que la de un automóvil deportivo, pero que no nos engañe su elegancia, ya que la adrenalina es imparable en ambos mundos y siempre se llega a la conclusión que el polo y los carros nos hacen sentir vivos.